Fotografías y texto por Dany Barrientos, By Carlos Calidonio

 

La más grande de las islas del departamento insular de Islas de la Bahía, Roatán, es el sitio más cosmopolita de toda la nación. Da la impresión de ser otro país dentro de un país por la mezcla de todas las culturas que aquí interactúan; esto ha acentuado su atmosfera única plagada de buenas vibras y despreocupación. Roatán ínsita, de algún modo, a olvidar el pasado porque parece que lo importante es el presente y alargar las vacaciones tanto como se pueda. Su fácil acceso por aire o por mar, sus bajos precios (en comparación con otros sitios similares) y paisajes sorprendentes la han convertido en la más popular de las islas hondureñas; cada semana miles de turistas desembarcan de los cruceros internacionales por un par de horas para conocer el área. A pesar de esto, todavía sigue siendo un destino casi inexplorado a tal punto que con tan solo caminar un poco usted encontrará kilómetros de playas desiertas. No importa los fondos en su cuenta de banco, aquí están dispuestos a atender bien a las súper estrellas de Hollywood tanto como a los trotamundos con su propuesta hotelera bien desarrollada. Muchos hoteles se aseguran que usted haga el mínimo esfuerzo al seducirlo con cualquier cantidad de comodidades imaginables por unos cientos de dólares por noche. Si su presupuesto es básico entonces hay hostales que le brindarán una cama limpia por tan poco como diez dólares la noche. Esta flexibilidad de precios es también aplicable a la comida; asombrosamente algunos restaurantes sirven un buen plato de langosta por doce dólares en adelante. La isla puede presumir de tener de las mejores playas de Honduras. West Bay es su más asombrosa ribera. A primera vista cualquiera podría pensar que está atrapado dentro de una postal tropical gracias a ese gran manto blanco de arena que se fusiona con el agua traslucida a lo largo de varios kilómetros. La mayoría de las fotografías que hacen referencia a las costas hondureñas muestran la legendaria belleza de West Bay. Este margen arenoso es el mejor lugar para una caminata matutina (¡no es extraño ver decenas de estrellas de mar mientras camina!), jugar vóleibol, leer un libro bajo una sombrilla playera o simplemente disfrutar del más vistoso coctel mientras observa un espectacular atardecer rojizo reflejado sobre el mar. ¿Hay mejor vida que esto? Si la hay, entonces esta los profundo de las aguas. El arrecife es un sitio donde las reglas físicas dejan de surtir efecto para generar formas y colores espectaculares como los corales gigantes con aspecto de cerebro y las escuelas de peces de apariencia extraña y colores psicodélicos. Estas rarezas han convertido a Roatán en uno de los mejores sitios para bucear o hacer snorkeling alrededor del mundo. Zambullirse en el Caribe catracho es bastante económico; así que los aspirantes a buceador o buceadores profesionales (que vienen de cualquier lugar del mundo) obtienen un certificado que los acredita internacionalmente como un buceador, instructor de buceo o fotógrafo submarino a un bajísimo precio en una de las muchas escuelas de la isla. Para cuando haya terminado de explorar los 125 lugares de buceo encontrará que hay otros pasatiempos acuáticos igual de emocionantes como navegar en kayaks, pescar marlines azules en aguas profundas o ser entrenador de delfines en el Instituto Marino. El snuba o los recorridos en lancha para circundar la isla completan la lista de los must. Si desea ausentarse del agua mantenga en mente los lugares donde hacer canopy, caminatas por senderos, masajes a la orilla del mar y el museo. Las tiendas de arte, las artesanías, la granja de iguanas, el mariposario o las exclusivas joyerías terminarán de convencerle que hay mucho más que playas exuberantes. Roatán es también una fiesta perenne por lo que no olvide visitar West End durante la noche. Recorra la veintena de bares con decoraciones locas que le conducirán a terminar la fiesta en uno de los muelles con sus nuevos amigos de parranda. Menos conocidos pero igual de interesantes son las comunidades de Flower Bay, Oak Ridge, Johnville y Punta Gorda. Punta Gorda es la única aldea garífuna de la isla y también la primera comunidad garínagu de todo el territorio nacional; fue fundada en 1797. Punta Gorda contrasta con el emporio hotelero de otros sectores pero es precisamente ahí donde radica su belleza. Las construcciones de madera sobre pilotes, las canoas usadas para pescar artesanalmente y los niños jugando a pescar en los muelles hacen el lugar invaluable. Flower Bay es un asentamiento, a unos 3.5 kilómetros de West Bay, en su mayoría creole. En Flower Bay las costumbres del pasado todavía están muy presentes especialmente en su lengua. Sus pobladores hablan una variación del inglés llamado ingles creole que puede llegar a ser difícil de entender pero que es una joya lingüística única en el país. En ninguna otra parte de Honduras se escucha esta forma del inglés. Oak Ridge y Johnsville son dos pueblos pesqueros de indescriptible belleza y donde por poco dinero los pescadores locales lo llevarán a conocer los manglares cercanos en uno de sus botes. Tal vez Roatán sirvió de refugio de piratas (algunos de la talla de Henry Morgan) por la capacidad que tiene de brindar paz y libertad a cualquiera. La redención del stress es posible en un territorio donde el verano es eterno y la diversión esta en cada esquina al punto que embriaga el alma del visitante. Es tan adictiva que muchos de los turistas terminan por jamás abandonarla porque cualquier cosa es posible en este pedacito de tierra; simplemente porque Roatán es la prueba que a veces el cielo es un lugar en la tierra. By Carlos Calidonio