Fotografías y texto por Dany Barrientos, By Carlos Calidonio
Después de manejar unos pocos minutos, desde La Entrada, Copán, finalmente se llega a El Puente; sorpresivamente es el segundo sitio arqueológico más importante del país, no obstante duerme bajo la sombra del anonimato. El Puente aparece mencionado tempranamente en escritos de arqueólogos exploradores venidos a Honduras a principios del siglo XX pero fue el danés Jens Yde, en 1935, quien le dio el nombre que hoy lleva. Esto gracias a un puente cercano (de la época colonial) y que según la creencia local fue hecho a partir de piedras mayas. El Puente consta de 8 manzanas de tierra que fueron compradas años atrás a los hacendados del lugar cuando se le declaró monumento nacional en 1989; sin embargo la envergadura de la extensión de los asentamientos es bastante amplia. En las fincas cercanas es posible observar montículos mayas inexplorados; hay zonas residenciales sin reconstruir (¡algunas visibles!) en medio de los potreros y maizales. Se cree que hay un total de 600 sitios arqueológicos en los alrededores del valle. Esto incluye un asentamiento cercano que consta de dos plazas y veintidós montículos pero que no ha sido restaurado. Hay estelas mayas en el área conocida como El Abra (a 5.2 kilómetros del parque) que están registradas pero no reconstruidas. Un hermoso incensario maya ejecutado magistralmente (data del 650 d. C.) llama la atención a primera vista en el centro de visitantes. Se piensa que representa la figura de un gobernante local y su uso era fúnebre. Los primeros habitantes fueron inmigrantes de la élite copaneca que buscaron asentarse en este lugar estratégico para poder controlar el flujo comercial entre Copán y las otras zonas de la actual Honduras. El carácter de la ciudad fue siempre sumamente comercial y bastante menos cultural. Las construcciones iniciaron en el Periodo Tardío (hacia 600 D.C.) y por trescientos años la ciudad prosperó llegando a alcanzar un dominio pleno de las transacciones comerciales de la región. A pesar de poseer sus propios gobernantes y tener un extremo puje comercial, los habitantes de El Puente fueron vasallos de Copán desde un principio. Para el siglo IX y X El Puente decayó al mismo tiempo que las dinastías copanecas, lo que resultó en el abandono total del lugar. Hay tanto que decir sobre El Puente, tanto como hay que decir sobre la antigua Copán. En su próximo viaje a Copán desvíese por la carretera que conduce de La Entrada a Copán Ruinas, sólo le tomará diez minutos. Podrá ver el famoso incensario fúnebre del antiguo gobernante maya, los montículos sin explorar en las fincas cercanas y visitar el centro de visitantes. Pero también le aguardan la gran estructura 1 (de 11 metros de altura), las reconstrucciones de las residencias mayas (con sus camas de piedra y sistemas de drenaje), un sendero para recorrer luego de visitar el asentamiento principal y las estupendas estructuras que componen la plaza principal. Ningún viaje a Copán podría estar completo sin la visita obligatoria a El Puente; si su objetivo es aprender más sobre los ancestrales mayas.
By Carlos Calidonio |
